¿Se acuerdan cuando creíamos que el final de la serie era lo mejor que le podía pasar a Glee?
Podría desempolvar éste blog y hablar de lo que Glee hizo bien, de lo que hizo mal, las mejores canciones, los peores covers, los episodios favoritos y los que preferimos olvidar, pero cada uno de ustedes sabe cuál es su favorito el cover de Gangnam Style, obviamente, qué episodio estará en su corazón y quién seguirá siendo su personaje favorito.
Muchas cosas han pasado desde que descubrimos Glee en el 2009. Ganamos muchísimos amigos y algunos enemigos (¡Hola, Diario Glee!)
Nunca había estado tan involucrada con un programa de televisión como lo estuve con Glee o sea, se hizo un blog, hello. La primera vez que vi la serie me hizo reír, cantar y sonreír, hubo momentos en los que no podía dejar de gritar de emoción (KLAINE KISS, BITCHES), bailaba en mi cuarto con ciertas canciones, sentí pena ajena en muchas ocasiones y más veces de las que puedo contar me daban ganas de aventar mi televisión mientras pensaba ¿es en serio? ¿Ryan Murphy cree que somos idiotas?
Glee cambió formas de pensar, salvó vidas. Ha estado con nosotros los últimos seis años de nuestras vidas, aún cuando nos hartamos y decidimos dejarlo, seguía ahí. Para algunos de nosotros, ésta serie no fue un simple programa que hacía buenos covers y a veces tenía buenos plots, es más personal. Muchos de nosotros podemos ver seis años atrás y notar claramente la forma en la que hemos cambiado gracias a un programa de televisión que decidimos ver porque «lucía divertido y exagerado.»
Nuestras identidades se moldean de acuerdo a nuestros alrededores y les guste o no, el término Gleek es parte de nosotros.
Muchos ya estarán cansados de escuchar Don’t Stop Believin’, pero nosotros tenemos otra visión de esa canción. Tenemos más de 700 canciones que cuentan una gran historia. Un enorme playlist que forma parte del soundtrack de nuestras vidas.
Esa comedia musical significa mucho para nosotros, y sabremos que nuestras vidas tomaron un rumbo ligeramente diferente del que habríamos pensado gracias a ese show, tomamos decisiones teniendo en cuenta que nuestros sueños importan, fuimos honestos con nosotros mismos respecto a muchas cosas y entendimos que nadie está realmente solo. El tiempo no cambiará eso, continuaremos escuchando las canciones y construiremos nuestro futuro.
Nos convertimos en Will Schuester llorando en un auto mientras escucha Don’t Stop Believin’.